Esta obra para el artista está cargada de simbolismos y detalles que definen a la perfección este estado de pandemia. Las dos caras enfrentadas, pero opuestas con los ojos cerrados por no poder verse, ni despedirse de los seres queridos ,donde no se pueden besar ,ni tocar y con las lágrimas en sus rostros, lloran juntos la pérdida de un ser querido en la mayor de las soledades. Sobre ellos está el cuerpo yacente del familiar con la mirada triste y resignada y con vista al frente buscando el consuelo de sus seres queridos. De su cuerpo brotan nuevas vidas en forma de plantas y del cielo entra el agua para fundirse en uno, crea ese efecto espiritual de conexión entre la vida y la muerte. Su rostro es una catrina, como símbolo de amor al ser querido que ha dejado esta vida y jamás será olvidado y de este modo reflejar que también al otro lado del mundo ocurre lo mismo que en Europa. Esta obra es un homenaje a los difuntos, tanto de España como de Italia, por ello aportan cerca de sus oídos un círculo con su bandera. El pelo tiene ese toque Rococó italiano, el fondo de la obra azul turquesa y ese estilo romántico de flores y medallones es un guiño a Francia. Así quedan reflejados los tres países más afectados. Si inviertes la obra descubres que es un escarabajo que aporta en su cabeza un medallón con un corazón de Jesús como deseo del descanso del alma del difunto. Sobre los cuernos lleva varios collares de bolas blancas como las cuentas de un rosario católico y rubíes del color vino, que es la sangre de Cristo y en sus esquinas dos mariposas que representan la liberación del cuerpo para pasar a ser alma.